Lluvia, nieve, viento, roca... Nada puede detenerla. La bestia avanza. Sus patas, manchadas de barro no le pesan, su pecho abrupto y forjado con los años mueve toneladas como si se tratara de aire, así trabaja LA MULA.
Su mirada impasible, su objetivo: la supervivencia. Experimentada, tira de la carga, el arnés tenso, las cinchas rajadas, ella no aminora el paso. No importa cómo, no importa dónde, bajo los enfangados terrenos de la montaña o en un camino infestado de piedras.
Reina del sacrificio, señora de la constancia, así es la guerrera de la fuerza. Una auténtica bestia curtida en el trabajo, he aquí nuestra squat warrior.